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jueves, 10 de diciembre de 2020
viernes, 6 de diciembre de 2019
La redención de los imbéciles | Poemario completo
Prefacio
El Fenómeno en la poesía de Lolo Morales
Por Jorge Eduardo Argüello
La poesía de Lolo Morales se caracteriza en decirlo todo sin frenos. Su poesía tiene una estructura textual de primer plano y ordenada en secuencias con diferentes capítulos. Todo hay que decirlo sin frenos, el poeta escudriña cosas elementales como el honor y la dignidad.
Hay tanta verdad en el país y en todos nosotros hasta que alguien lo dice sin frenos. Una observación no meticulosa- no se trata de historia- sino sustratos de los episodios que han impedido la felicidad en el habitante de ese País.
Revela secretos de la tribu y de los" jefes caníbolos" sobre la estructura familiar engañosa y social del país. Para algunos es peligroso estar siendo revisados y da miedo incluso contarlo.
Ahora, para los que nunca han hecho nada es una bendición de leer algo sorpresivo y confesional de algo escondido. Y uno pregunta ¿cuál es la verdad? (Pilatos) la escondida, la que acusa y tapada por la voluntad del engaño y todo por el disparate humano de ser alguien importante. El saber algo es liberación, pero al decirlo y dárselo a la gente es poesía.
Cómo salido del Jordán se expone a la acusación en una combinación entre San Juan y Jesús, combinación necesaria para saber que sucede y exponer los pecados de este pequeño país.
Su objetivo no es la historia - la cual todos han mentido- es la anti-historia. El espectro es viejo y repetitivo y Morales retiene el tiempo y lo analiza y descubre ese razonamiento primitivo que hasta la fecha hace estragos en el país.
Florida (Homestead), Diciembre 2019
sábado, 23 de noviembre de 2019
LA MUSA RAÑA
Me volviste loco con el péndulo
de tus posaderas cuando caminabas,
redonditas como cascos de moto,
tan redondas como naranjas valencianas,
dulces y sin semilla,
redondas, bien redondas
y dulcitas dulcitas dulcitas las naranjas.
Te gustaba mi chaqueta azul con insignia amarilla
de universidad gringa,
te gustaban mis jeans y mis botas de montar negras,
altas, bien lustradas,
te fascinaba verme correr en mi moto Yamaha 250 azul marino,
mi casco negro te volvía loca pues no me veías el rostro,
escondido tras visera negra, te morías por verme.
Hasta que me resolví, te hice una seña y te montaste,
como desesperada en la grupera de la máquina de dos ruedas,
para impresionarte la corría parada en una rueda, una o dos cuadras,
estabas loca, loca, loca, cuando el paseo terminó y te bajaste,
parecías un ángel que bajaba del cielo. Extasiada.
¿Cuándo montamos otra vez? – preguntaste –
siempre, respondí quitándome el caso, y viéndome a los ojos,
se me abalanzó rodeando mi cuello con sus brazos de terciopelo blanco.
Así pasaron los días jalando en moto, hasta que un día apareció un chele,
ojos azules guapo, no más que yo, pero guapo, en un Ford deportivo descapotable, desde entonces,
ya no hubo más paseos en moto,
la vi pasar por mi casa en el descapotable riendo a carcajadas agarrando del cuello al chele. Me puse triste, muy triste.
otra más que se me fue por falta de riales. La Musaraña.
Me la volví a encontrar treinta años después, bella como una estrella,
se sentó a mi lado en un paseo, se recostó en mi hombro llorando,
me contó que el chele se volvió loco, y quedó más loco que una cabra loca,
perdió todo y yo me convertí en poeta, vamos pues, ya no andaremos más en moto, sino en tu carrito o en el mío, no perdamos más tiempo,
quizá ya no venga otro chele y mis versos sean los que te vuelvan loca,
sigo siendo guapo a mi edad.
Tas bella mi palencón cundido de naranjas valencianas.
Mi verbo no te dejara ir jamás, no yo.
Poeta Lolo Morales, 23 de Noviembre de 2013
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