"El Absurdo Transformado: Creando un Camino hacia la Libertad"

 


"No hay más camino que el que uno crea desde el vacío; cada paso es una creación, cada suspiro es libertad."

Lolo Morales

Introducción: El Absurdo como Oportunidad de Creación

Vivimos en un mundo donde el vacío y la falta de sentido parecen ser la única constante. En muchos momentos de nuestra existencia, nos encontramos con la sensación de que la vida no tiene propósito, de que todo lo que hacemos parece carecer de un significado trascendental. El absurdo, esa paradoja fundamental que Albert Camus exploró, nos presenta un universo indiferente, un cosmos que no responde a nuestras preguntas existenciales. La humanidad, atrapada en la incertidumbre, se ve condenada a una búsqueda interminable que nunca alcanza un fin satisfactorio.

Pero esta reflexión no es un callejón sin salida. No, en mi visión, el absurdo no es una condena. Es un punto de partida. Es el terreno fértil donde se puede sembrar algo nuevo. Lejos de ser el final de un camino, el absurdo es la invitación a un proceso de transformación profunda, a una reinvención del ser. En lugar de hundirnos en la desesperación, podemos utilizar el vacío como un trampolín para crear. Es en este espacio de incertidumbre donde descubrimos nuestra mayor herramienta: la creatividad.

La creatividad no es solo una respuesta emocional o estética. Es un acto de resistencia. Es el poder de forjar algo desde la nada, de encontrar sentido en medio del caos, de convertir el sufrimiento en una oportunidad para la autocomprensión. El verdadero desafío no está en aceptar el absurdo, sino en utilizarlo para transformar nuestra vida, para crear un camino hacia la libertad. Este proceso no es fácil ni inmediato. Implica un sufrimiento personal, un período de transformación interna en el que el individuo debe enfrentar su propia fragilidad, tocar fondo y luego levantarse.

Este libro no pretende dar respuestas fáciles. Al contrario, busca invitarnos a cuestionar, a explorar y, finalmente, a crear. La vida no tiene un propósito dado, pero eso no significa que carezca de valor. En este vacío que nos presenta el absurdo, tenemos la oportunidad de escribir nuestra propia historia, de construir nuestra propia verdad. Y a través de este viaje de transformación, descubrimos una nueva libertad, una libertad que surge del acto mismo de creación.

El absurdo, entonces, deja de ser una amenaza. Se convierte en una herramienta, una palanca que nos permite salir de la oscuridad y caminar hacia la luz. Este es el viaje que nos propone este libro: no solo comprender el absurdo, sino aprovecharlo para crear una vida auténtica, rica y llena de posibilidades. Al final, la pregunta no es si la vida tiene sentido, sino cómo decidimos darle sentido a través de nuestras acciones, nuestra creatividad y nuestra capacidad para transformar la adversidad en libertad.

Auto-Prólogo: La Experiencia del Absurdo y la Búsqueda de la Libertad

Todo lo que aquí se escribe no es una teoría abstracta ni un ejercicio filosófico distante. Es el relato de una experiencia vivida, de una búsqueda personal que ha sido mi propia lucha contra el absurdo. Desde mi juventud, sentí una profunda fascinación por el vacío que parecía rodearnos a todos. Vivir en un mundo que no nos ofrece respuestas definitivas siempre me pareció tanto una bendición como una maldición. ¿Por qué nos empeñamos en buscar respuestas donde no las hay? ¿Por qué queremos que la vida tenga un propósito cuando la misma naturaleza parece ignorarlo?

Pasé mucho tiempo cuestionando la razón de mi existencia, tratando de encontrar un sentido que diera coherencia a las piezas dispersas de mi vida. Fue en esos momentos de incertidumbre donde encontré el absurdo, esa chispa que ilumina la oscuridad y, al mismo tiempo, la oscurece aún más. El universo, tan vasto y frío, parecía no ofrecer ninguna respuesta. Pero fue aquí, precisamente en este vacío, donde comencé a comprender que no necesitaba una respuesta externa. El sentido debía surgir de mí mismo, no de una fuente ajena, sino de la capacidad humana para crear, para transformar, para ser.

El absurdo no fue para mí un enemigo, sino una invitación. Una invitación a abrazar el caos de mi propia vida y darle forma. Un vacío que no debía consumirnos, sino que podía ser la base de una nueva creación. Mi propio proceso de sufrimiento y reflexión me llevó a entender que la libertad no se encuentra en resistir el absurdo, sino en utilizarlo como una herramienta de transformación. Es el sufrimiento, la desconexión, lo que nos permite descubrir lo que realmente somos. Solo cuando tocamos fondo somos capaces de comprender la importancia de nuestro viaje interior, de las decisiones que tomamos, de la autenticidad que reclamamos.

Este libro nace de esa reflexión personal. No fue un proceso rápido ni fácil. Hubo momentos de desesperación, de duda y de vacío absoluto. Pero en ese mismo espacio de oscuridad fue donde encontré la luz: la luz de la creatividad. Esta luz no es algo externo ni lejano. Es una chispa interna que nos permite dar forma a lo que, en principio, parece ser caótico e inexplicable. La creatividad se convirtió para mí en la respuesta al absurdo, no como una simple distracción o consuelo, sino como un acto radical de libertad.

Al escribir estas palabras, me doy cuenta de que este proceso de creación sigue siendo continuo. El absurdo no termina nunca; al contrario, es el punto de partida de cada nuevo desafío, de cada nueva creación. La vida misma se convierte en una obra de arte que se construye a cada momento, en cada respiración, en cada acción. La libertad, entonces, no es una meta, sino un camino. Un camino que solo puede recorrerse con la plena conciencia de que el absurdo no es un obstáculo, sino la oportunidad más grande que tenemos para reinventarnos a nosotros mismos y al mundo.

Capítulo 1: El Absurdo como Punto de Partida

El absurdo, esa condición existencial que nos presenta un universo indiferente, parece, a primera vista, ser el lugar donde nuestra búsqueda de sentido se detiene. Es el espacio donde nuestras preguntas más profundas chocan contra una pared silenciosa, sin respuestas. Sin embargo, ¿y si esta aparente falta de sentido fuera precisamente el punto de partida? ¿Y si el absurdo no es el final de la búsqueda, sino el umbral que debemos atravesar para comenzar a vivir de una manera auténtica y creativa?

Desde que el ser humano comenzó a cuestionarse sobre su existencia, ha buscado desesperadamente un propósito trascendental. En las grandes religiones, filosofías y cosmovisiones, hemos encontrado respuestas que nos dan consuelo y dirección. Pero ¿qué sucede cuando nos damos cuenta de que estas respuestas, aunque poderosas, no son definitivas? ¿Qué sucede cuando el universo no responde de la manera que esperamos, y nos enfrentamos al vacío de la incertidumbre?

Es aquí donde el absurdo se presenta. El vacío existencial, lejos de ser un vacío aterrador y opresivo, puede convertirse en el lugar donde nuestra creatividad toma vuelo. Si el universo no tiene un propósito predeterminado para nosotros, entonces somos nosotros quienes debemos darle propósito a nuestras vidas. Es en esta confrontación con la nada donde nacen nuestras verdaderas posibilidades.

El absurdo, en lugar de ser un obstáculo, se convierte en una invitación. Una invitación a tomar el control de nuestra propia existencia, a escribir nuestra propia historia. Y este es el punto de partida para una vida auténtica, en la que el sentido no se encuentra en lo externo, sino en lo que nosotros mismos somos capaces de crear. La libertad, entonces, no es una conquista de lo que está fuera de nosotros, sino una manifestación de lo que ocurre dentro de nuestro ser.

Aceptar el absurdo no es resignarse. Aceptarlo es liberarnos de las expectativas impuestas por un mundo que no tiene por qué seguir una lógica que entendemos o deseamos. Es reconocer que, si bien el universo no nos ofrece un propósito predeterminado, nosotros podemos ser los arquitectos de nuestra propia realidad. La creación no es un lujo ni una opción, es una necesidad humana básica. Cuando entendemos que no hay un sentido más grande que el que nosotros mismos le damos a nuestra vida, nos liberamos de la carga de buscar algo fuera de nosotros. Es aquí donde comienza nuestra verdadera libertad.

El absurdo, entonces, debe ser visto como un punto de partida, no como un final. Es la base sobre la que se construye la vida auténtica, la cual se forja no a partir de las certezas, sino de la capacidad de aceptar la incertidumbre y utilizarla como herramienta de creación. Solo a través de este entendimiento podemos comenzar a caminar por el camino de la libertad.

Capítulo 2: La Creatividad como Respuesta

Cuando nos enfrentamos al absurdo, el primer impulso suele ser el de la desesperación. Vivir en un mundo sin respuestas definitivas puede hacernos sentir perdidos, desconectados, incluso impotentes. Pero lo que el absurdo nos ofrece, en realidad, no es un vacío sin fin, sino un espacio libre. Un espacio donde las reglas del universo, tal como las entendemos, dejan de tener poder sobre nosotros. En este vacío, somos libres de crear.

La creatividad humana ha sido históricamente una de nuestras mayores cualidades, la cual, sin duda, ha permitido que nuestra especie sobreviva y evolucione. Sin embargo, cuando nos enfrentamos al absurdo, la creatividad adquiere un nuevo significado. Ya no se trata solo de crear arte, música o literatura; se trata de crear vida. La capacidad de transformar lo que parece estar fuera de lugar en algo que resuene con nuestro ser más profundo. La creatividad es, en este sentido, la respuesta más poderosa que tenemos al vacío existencial. Es nuestra herramienta para darle sentido a un mundo que, a priori, parece carecer de él.

La creatividad no surge del orden. No nace de la seguridad de lo que ya conocemos. Surge del caos, de la confrontación con lo desconocido. Es, por lo tanto, un acto radical de libertad. Un acto que nos permite elegir, a cada instante, cómo interpretar el absurdo que enfrentamos. Cada acto creativo es una reafirmación de nuestra libertad: elegimos lo que queremos ser, lo que queremos crear, lo que queremos transformar.

Al enfrentar el absurdo, la mayoría de las personas se siente impotente. Pero no es la impotencia lo que define nuestra humanidad, sino nuestra capacidad de respuesta. La vida no es un pasivo transitar hacia un destino predeterminado, sino un proceso continuo de construcción. En lugar de sumergirnos en la desesperación por la falta de un propósito cósmico, podemos usar nuestra creatividad para inventar un propósito personal. Podemos darle sentido a cada uno de nuestros actos, a cada uno de nuestros días.

La creatividad, en este contexto, no es un lujo ni una opción. Es la forma en que tomamos control de nuestra existencia. Es la forma en que nos relacionamos con el mundo y con los demás. Al crear, nos convertimos en agentes activos de nuestra propia vida. En lugar de ver el vacío como una amenaza, lo vemos como una oportunidad para llenar ese espacio con todo lo que somos capaces de imaginar. El absurdo no nos priva de sentido; al contrario, nos da la libertad de darle el sentido que deseemos.

Este capítulo no solo habla de la creatividad como un concepto abstracto, sino como un principio esencial de la vida misma. Es la fuerza que nos permite ver más allá de las limitaciones, que nos permite transformar lo negativo en positivo, que nos da la capacidad de reimaginar nuestro mundo en cada acción que tomamos. La creatividad, entonces, es la verdadera respuesta al absurdo: no se trata de buscar sentido en un lugar que no lo tiene, sino de crear sentido, en la vida, en las relaciones, en la obra que cada uno de nosotros está destinado a construir.

Capítulo 3: El Viaje Interno del Ser

El viaje del ser humano es, en el mejor de los sentidos, un viaje hacia el interior. Vivir en un mundo marcado por la incertidumbre, la contradicción y la falta de respuestas claras, nos obliga a enfrentar nuestro propio vacío existencial. Es este vacío el que nos impulsa a buscar, a cuestionar, a desear algo más allá de lo que la vida inmediata nos ofrece. Pero este viaje no es sencillo. A menudo, requiere que toquemos fondo, que atravesemos el sufrimiento más profundo, para que podamos emerger más fuertes, más conscientes, más completos.

El absurdo, en su forma más pura, se presenta cuando nos enfrentamos a la falta de sentido. Al principio, esta experiencia puede parecer desgarradora, como si estuviéramos atrapados en un laberinto sin salida. Pero lo que descubrimos al atravesar este vacío es que, lejos de ser el fin, es solo el principio de un proceso de transformación interna. En la oscuridad del absurdo, encontramos el terreno fértil donde pueden germinar las semillas de una nueva vida.

El viaje hacia la autenticidad no es un camino fácil. No se trata de una transformación rápida ni superficial. Implica una confrontación con lo más profundo de nuestro ser, con nuestras inseguridades, miedos y deseos no resueltos. En este viaje, no podemos escapar del sufrimiento; debemos abrazarlo. El sufrimiento, lejos de ser una maldición, se convierte en el proceso que nos permite conocernos a nosotros mismos y entender quiénes somos realmente. Solo a través de este sufrimiento podemos despojarnos de las máscaras que hemos construido a lo largo de nuestra vida, y descubrir la verdad que yace en nuestro interior.

Pero el sufrimiento no es un fin en sí mismo. Es un medio, una puerta hacia la libertad. Al atravesar el dolor y la incertidumbre, nos damos cuenta de que somos más grandes de lo que pensábamos. La capacidad de soportar el sufrimiento y transformarlo en algo positivo es lo que nos otorga nuestra verdadera fuerza. Es este proceso el que nos permite encontrar una paz que no depende de las circunstancias externas, sino de nuestra capacidad para aceptar y transformar lo que somos.

Este viaje interno es, por tanto, un proceso de constante renovación. No hay un final definitivo, porque el ser humano está en un estado perpetuo de creación. Cada etapa del viaje nos lleva a un nuevo nivel de comprensión, y cada desafío se convierte en una oportunidad para crecer. Lo importante no es lo que encontramos al final del camino, sino cómo nos transformamos a medida que avanzamos. En el proceso de atravesar el absurdo, descubrimos que, aunque no haya un propósito externo que nos guíe, podemos ser los creadores de nuestro propio camino. La verdadera libertad nace de la capacidad de elegir y de crear, de decidir cómo responder al sufrimiento y a la incertidumbre.

Al final de este viaje, nos damos cuenta de que el ser humano no está condenado a vivir en la desesperación del absurdo. Al contrario, al abrazarlo y confrontarlo, podemos transformar nuestra vida y nuestro mundo. La libertad no es algo que se nos da, sino algo que debemos crear, y es en este proceso de creación donde encontramos nuestra verdadera esencia.

Capítulo 4: El Camino Hacia la Luz

Después de atravesar el vacío del absurdo, el ser humano se enfrenta a una de las experiencias más reveladoras: la capacidad de ver más allá de la oscuridad. Este es el momento en que la transformación interna comienza a dar frutos, cuando el individuo, al haber confrontado el sufrimiento y la incertidumbre, empieza a reconocer la luz que surge desde dentro. El camino hacia la luz no es un destino fijo, sino un proceso continuo de redescubrimiento y reafirmación de nuestra libertad y autenticidad.

El absurdo, en su mayor parte, nos lleva a un profundo desconcierto y desesperanza. Pero, al mismo tiempo, este desconcierto nos prepara para algo más grande. Es en el desarraigo que encontramos las semillas de nuestra verdadera identidad, una identidad que no depende de normas externas ni de un propósito universal, sino de nuestra capacidad de crear y dar sentido a lo que somos. La luz, entonces, no es algo que se encuentra fuera de nosotros, sino algo que nace de nuestra experiencia vivida, de nuestra capacidad para tomar el control de nuestra vida, de nuestras decisiones y de nuestra libertad.

Este camino hacia la luz implica, en primer lugar, un proceso de aceptación. Aceptar que el universo no tiene un propósito preestablecido, que las respuestas definitivas no existen, es lo que nos permite liberar nuestra mente y corazón para descubrir lo que realmente somos. Al dejar ir las expectativas externas, nos damos la libertad de ser nosotros mismos, de vivir de acuerdo con nuestros propios principios, deseos y sueños. Esta aceptación nos permite vivir con más claridad, sin las sombras de la ansiedad o la desesperación que surgen cuando buscamos respuestas donde no las hay.

Pero la luz también llega a través de la acción. No basta con simplemente aceptar el absurdo y esperar que la claridad surja por sí sola. La verdadera libertad y luz llegan cuando comenzamos a tomar decisiones conscientes, cuando actuamos según nuestra auténtica visión del mundo. La acción, en este sentido, se convierte en el vehículo que nos transporta de la oscuridad a la luz. Cada paso que damos sobre el camino del absurdo se convierte en una afirmación de nuestra libertad para crear, para elegir, para transformar.

El camino hacia la luz no es lineal. Habrá momentos en los que la oscuridad vuelva a invadirnos, cuando el absurdo se vuelva nuevamente evidente en nuestras vidas. Pero, en lugar de ver estos momentos como fracasos, debemos entenderlos como parte integral del proceso. La luz no es un estado permanente, sino un ciclo de crecimiento continuo. Cada vez que atravesamos la oscuridad, emergemos más fuertes, más conscientes, más auténticos.

La libertad, entonces, no es simplemente la ausencia de restricciones, sino la capacidad de vivir con autenticidad. La luz se encuentra cuando dejamos de vivir de acuerdo con expectativas ajenas y comenzamos a crear nuestra propia verdad. Y al hacerlo, descubrimos que la vida, aunque absurda en su naturaleza, puede estar llena de significado, si somos nosotros quienes decidimos qué significado darle. Al caminar por este camino, nos damos cuenta de que la luz no es algo que se encuentra al final, sino algo que se cultiva y se construye cada día con nuestras decisiones y acciones.

Este es el verdadero camino hacia la luz: un camino de constante transformación, de creación activa, de aceptación y de acción. Y, a lo largo de este camino, descubrimos que el verdadero propósito de la vida no es encontrar respuestas definitivas, sino vivir de manera auténtica, plena y libre, creando continuamente nuestra propia realidad en medio del absurdo.

Capítulo 5: La Libertad como Creación Activa

La libertad es una palabra que, a menudo, entendemos de manera pasiva. Pensamos en la libertad como la ausencia de restricciones, como la capacidad de actuar sin limitaciones externas. Sin embargo, en el contexto del absurdo, la libertad no es solo la negación de las barreras, sino una afirmación activa del ser. No se trata solo de liberarnos de lo que nos oprime, sino de crear nuestra propia realidad, de dar forma a nuestra vida desde el interior.

La verdadera libertad, en este sentido, es una creación activa. Es un proceso constante de decidir quiénes somos, qué queremos ser y cómo nos relacionamos con el mundo que nos rodea. En lugar de esperar pasivamente a que la vida nos ofrezca un propósito o un sentido, la libertad se manifiesta en nuestra capacidad de tomar las riendas de nuestra existencia y actuar de acuerdo con nuestra visión más profunda.

La libertad activa, entonces, no es un estado estático, sino un proceso continuo. Cada decisión que tomamos, cada acción que emprendemos, es un acto de creación. Al vivir de manera auténtica, estamos constantemente creando nuestra propia historia, sin depender de un guion preestablecido. Esta libertad no está condicionada por las circunstancias externas, sino por nuestra propia disposición para crear, para actuar, para transformar.

La resistencia al absurdo, entonces, no se trata solo de rebelarse contra la falta de sentido, sino de aprovechar esa falta de sentido para crear algo nuevo. El absurdo nos da la oportunidad de reinventarnos, de construir algo desde el vacío. Es aquí donde la verdadera libertad se encuentra: en nuestra capacidad de darle forma al caos, de transformar lo incierto en algo concreto y significativo. Al reconocer que no hay un propósito predeterminado, nos damos la libertad de vivir con autenticidad y crear el propósito que deseamos para nuestras vidas.

Este proceso de creación activa es lo que nos permite avanzar, a pesar de la incertidumbre. La vida no es un espacio vacío que debemos llenar con respuestas, sino un lienzo en blanco que podemos pintar con nuestras propias manos. No estamos sujetos a un destino predefinido, sino que somos los artistas de nuestra propia existencia. La libertad es el acto de pintar ese lienzo, de elegir los colores, las formas, las líneas que nos representan.

Sin embargo, esta libertad no está exenta de responsabilidad. Al ser los creadores de nuestra propia vida, debemos asumir la plena responsabilidad de nuestras elecciones y sus consecuencias. La libertad no es simplemente hacer lo que queramos sin restricciones, sino ser conscientes de las implicaciones de nuestras acciones y de cómo éstas moldean nuestro destino y el de los demás.

Este es el acto más radical de libertad: tomar el control de nuestra vida, decidir cómo actuar, cómo crear, cómo vivir. La creación activa es un desafío constante al absurdo, una respuesta que no solo se enfrenta al vacío, sino que lo utiliza para crear algo nuevo, algo auténtico, algo que solo nosotros podemos ofrecer al mundo.

Al vivir de esta manera, descubrimos que la verdadera libertad no reside en la ausencia de restricciones, sino en nuestra capacidad para crear nuestras propias reglas, para definir quiénes somos en medio del caos y para vivir de acuerdo con nuestra verdad más profunda.

Epílogo: La Creación Continua del Ser

Al final de este viaje, nos damos cuenta de que la filosofía del absurdo, lejos de ser una teoría abstracta o una reflexión estancada, es un proceso de constante evolución. El absurdo, lejos de ser una condena, ha sido el motor que nos ha impulsado hacia la creación de nuestra propia vida. A lo largo de estas páginas, hemos explorado juntos las profundidades del vacío existencial, el sufrimiento, la creatividad y la libertad, entendiendo que cada paso que damos hacia la luz es un acto de afirmación de nuestra humanidad más profunda.

La verdadera libertad no se encuentra en un destino final, sino en el proceso continuo de creación. Al mirar atrás, podemos ver cómo cada dificultad, cada momento de duda y sufrimiento, ha sido una oportunidad para crecer y para crear algo nuevo. El camino no es lineal, ni fácil, pero cada paso que damos nos acerca más a nuestra esencia, a nuestra autenticidad. Y esa autenticidad es lo que nos define, lo que nos hace libres.

Este libro no pretende ofrecer respuestas definitivas, sino invitarte a que tomes lo aprendido y lo apliques a tu vida. No hay un único camino hacia la libertad; cada uno de nosotros debe crear el suyo propio. El absurdo, lejos de ser un obstáculo, es un llamado a la acción, una invitación a vivir con total responsabilidad sobre nuestras decisiones y nuestras creaciones. Al aceptar el vacío, podemos darle forma a nuestra propia realidad, construyendo un futuro que no dependa de las expectativas ajenas, sino de lo que cada uno de nosotros es capaz de crear.

Al final, lo que importa no es encontrar una verdad absoluta o una respuesta universal, sino vivir de manera auténtica, ser los creadores de nuestra propia historia. El verdadero propósito no está en la búsqueda de un sentido dado, sino en la creación constante de sentido a través de nuestras acciones, pensamientos y decisiones.

Y así, mientras concluye este libro, el viaje no termina. Al contrario, es solo el principio. Este es el comienzo de un proceso de auto-descubrimiento y transformación que continuará a lo largo de toda nuestra vida. El absurdo nos ha enseñado que no hay límites para lo que podemos crear. Y al abrazar nuestra capacidad para crear, transformamos no solo nuestra vida, sino también el mundo que nos rodea.

La creación del ser es un acto continuo, un viaje sin fin, y siempre, siempre, habrá más luz al final del camino.


2 comentarios:

  1. Lo felicito poeta. Magistral este libro que nos conduce por los caminos del absurdo y de la vida. El agua a veces fluye hacia arriba. El ser humano es un ser doble . Sísifo encontró la felicidad en el absurdo de empujar la roca.
    Terminó con Camus: “ En medio del invierno por fin aprendí que en interior habita un verano invencible.”
    Gracias mi apreciado filósofo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias mi querido lector. Tus palabras me inspiran a seguir pensando en la creación de un hombre cada vez mejor, mas auténtico y responsable de sus actos.

      Eliminar

La voz de CMR

El I Festival Internacional de Poesía de Managua 2012 en imágenes

Inauguración del I Festival Internacional de Poesía de Managua 2012

Luis Enrique Mejía Godoy en Concierto en el Fip Managua 2012

Managua Nicaragua donde yo me enamoré

Antoine Joly inaugura el I Festival Internacional de Poesía de Managua 2012

Conferencia de prensa Fip Managua 2012, 'Álvaro Urtecho In Memoriam'

Pintores y escultores expusieron permanentemente sus obras en FIP Managua 2012

Embajador de Francia en Nicaragua, Antoine Joly, fue nombrado Presidente del FIP Managua 2012

Discurso de apertura del FIP Managua 2012 por el Poeta Lolo Morales

Festival Internacional de Poesía de Managua 'Alvaro Urtecho' Spot de 30 seg

Spot de 1 minuto del I FIP Managua 2012

Coordinador del FIP Managua 2012 explica el programa y la dinámica del evento

Canal 6 entrevista a Lolo Morales sobre el Festival de Poesía de Managua 2012

Barrio de pescadores, de Erwing Krüger

Managua, "La Novia del Xolotlán"

Managua, pasado, presente y futuro

¿Era Darío anti obrero y racista? Charla con Manuel Aragón Buitrago

Poemas del alma






Lázaro - Poema de Álvaro Urtecho

La Peña del Lagarto, con Lolo Morales, Ariel Montoya e Iván Uriarte

Alvaro Urtecho disertando en vida sobre la Anti Poesía y los Festivales Faranduleros