Una Oda del Poeta Lolo Morales
Por las sendas de un bosque en un reino encantado,
donde el laurel y el mirto danzan en sombra y resplandor,
donde el viento murmura el susurro es sagrado,
se oye una flauta mística en antiguo clamor.
Oh, noche de orgía, canto y lira sonora,
la luna en lo alto tiembla con fulgor de alabastro,
y el fauno con patas hendidas, en su ardiente demora,
se acerca a la clara fuente, refugio y santuario.
Los dioses celosos contemplan desde el Olimpo sus voces,
de envidia prenden sus labios con el vino y la miel,
mas el bosque es su templo,
y se erigen sus dioses
en danza perpetua, en un frenesí cruel.
El fauno, de lujuria y alegría embriagado,
con cuernos retorcidos como ramas de roble antiguo,
con su risa impía, su mirar desatado,
persigue a las Erinnias en su juego ambiguo.
Y allí, la más bella, cual musa de mármol y fuego,
con el cuerpo etéreo, de aliento febril,
la Hada de mirada profunda y delgado ruego,
surge entre sombras, de un éxtasis febril.
Al son de la lira y la danza infinita,
las musas, las Erinnias, en misteriosa unión,
entrelazan sus voces, y el fauno se agita,
en la sed del amante y la ambición.
La armonía, como néctar, fluye en río sagrado,
las siete musas danzan en órbita astral,
y el fauno, libando el vino dionisíaco y dorado,
alza su copa al éter, en un tributo ideal.
Amor y odio en un torbellino, eterno y ardiente,
se entrelazan en este aquelarre de sombras y luz,
y en el viento ondea la risa irreverente,
mientras susurra el mito que nunca verá la cruz.
Con furia y ternura, la mano del fauno se alza,
en busca de ella, el hada, esquiva y gentil,
y en un giro de astros, en una ronda de danza,
las estrellas se funden en un abrazo febril.
Es aquí donde el Olimpo se siente humillado,
envidioso de esta euforia y mortal frenesí,
pues en la espesura, cada dios queda eclipsado
por el himno antiguo de vino, fuego y jazmín.
Oh, las liras resuenan, el fauno danza enardecido,
las Erinnias le siguen en su ronda final,
la Hada ríe, indómita, en un éxtasis vencido,
y el bosque entero es un altar triunfal.
El arte, el verso, el ritmo en eco perpetuo,
tallado en las sombras de un edén ancestral,
oh, danza del amor y el odio discreto,
que evoca al fauno y al hada en el ritual.
Así, en la leyenda, en el canto y la sombra,
pervive la fábula que Homero contara,
en la tierra profunda y en la magia que asombra,
donde el fauno y el hada son el eco que nunca se acaba.
Soy el fauno indomable que, errante y deshecho,
con un grito que hiere al mismo monte y cielo,
declama su nombre y su duelo en mi pecho,
como rugido de fiera o cascada en desvelo.
Oh, musa dariana, oh palabra de fuego,
eres cántico y golpe, eres miel y puñal,
te busco en la noche, en el vino me entrego,
y en cada verso te alcanzo, mortal e inmortal.
Así me retuerzo de amor, de deseo,
soy criatura salvaje, soy himno y pasión,
cuando el beso del hada en la noche poseo,
me enciende la sangre y pierdo la razón.
Mas si ella traiciona, me arroja al abismo,
a la locura herida de un amor destrozado,
mi voz es un eco de oscuros himnos,
y mi furia es la mueca de un dios ultrajado.
Me contorsiono en el suelo de la selva infinita,
mi cuerpo es un templo quebrado de ambrosía,
mis cuernos se alzan en esta amarga cita,
donde el vino es veneno y el amor agonía.
¡Oh, dioses que escuchan desde alturas celestes!
¡Envidiadme el delirio, envidiadme el amar!
Que no hay alegría, ni dioses, ni gestos,
que vivan tan hondos como mi gozo mortal.
Oh hada, etérea y cruel, que a mi pecho se ciñe
como anhelo sagrado, como espina letal,
cuando en tus brazos caigo, mi ser se deslíe,
en ambrosía y locura, en un goce infernal.
Por ti canto, por ti bramo y me entrego,
yo, fauno audaz, que del mundo soy dueño,
cada hoja es mi manto, cada raíz mi fuego,
en el amor que me consume y me lleva al sueño.
¡Locura y ardor! ¡Cuerpo y espíritu un canto!
yo, el fauno indomable, en esta tierra anclado,
mi destino es amar con un fervor sacrosanto,
y en el odio y el dolor, ser eternamente amado.
De mi pecho nace el verso que nadie olvida,
con ambrosía y coraje, con fiebre y temblor,
soy el fauno que danza en la noche encendida,
soy eco y deseo, soy furia, soy amor.
Managua 12 noviembre 2024
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