En el vasto abismo donde habita el pensamiento,
danza la mente, hábil ilusionista,
teje espejismos con hilo de viento,
y convierte lo simple en trama imprevista.
Conjuros sutiles que envuelven el alma,
desdibujan los límites de lo real,
un susurro interno que nunca se calma,
ni siquiera al cruzar el umbral final.
Espejos que engañan, luces que arden,
recuerdos que vuelven en forma de eco,
la mente persiste, incansable, alarde,
de transformar sombras en algo concreto.
¿Pero quién guía los trucos del arte?
¿Quién escribe el libreto en la penumbra?
Tal vez somos cómplices de cada parte,
o solo testigos de lo que se alumbra.
o solo testigos de lo que se alumbra.
Y así seguimos, en este teatro infinito,
jugando a creer en lo que no se siente,
víctimas y actores de un juego exquisito:
los trucos eternos de nuestra mente.
Managua 21 de diciembre de 2024