Desde las primeras inscripciones talladas en piedra hasta el móvil que nos conecta al instante con cualquier rincón del mundo, la humanidad ha sido testigo de un asombroso viaje evolutivo. Sin embargo, más allá de las herramientas que hemos creado, yace una fuente inagotable de sabiduría que no se encuentra en la tecnología, sino en los principios universales que gobiernan el cosmos, la vida y el espíritu humano.
Este tratado se adentra en los secretos mejor guardados de las antiguas élites de sabiduría: los egipcios, los sumerios, los mayas, los rosacruces, los masones y los guardianes de la tradición hermética. Exploraremos sus principios, símbolos, metáforas y enseñanzas, no como un compendio de misterios inalcanzables, sino como un llamado a la integración y al despertar de la humanidad.
1. El Número 33: El Código de la Perfección
En todas las tradiciones esotéricas, el número 33 aparece como un símbolo de perfección, maestría y unidad.
1. En la Masonería: Los grados superiores del Rito Escocés Antiguo y Aceptado culminan en el 33, considerado el grado de mayor iluminación y sabiduría.
2. En la Biblia: Jesús murió a los 33 años, marcando la trascendencia del espíritu humano hacia la divinidad.
3. En la Biología: La columna vertebral humana tiene 33 vértebras, uniendo la base terrenal con el cráneo, donde reside la mente, símbolo del puente entre lo material y lo espiritual.
El 33 representa el ascenso, la conexión entre lo físico y lo metafísico, y la culminación de la sabiduría universal. Este número, presente en diversas culturas, es una invitación a reflexionar sobre la unidad esencial del conocimiento humano.
II. Los Primeros Guardianes: Sumerios, Egipcios y Mayas
1. Los Sumerios: La Escritura y el Conocimiento Cíclico
Los sumerios nos legaron la escritura cuneiforme, el primer sistema que permitió plasmar ideas complejas. En el Enuma Elish, su relato de la creación, encontramos conceptos universales: el caos primigenio (Tiamat) y la necesidad de un orden cósmico (Marduk).
Su sistema de numeración, basado en el 60, anticipa la importancia de los ciclos: 360 grados en un círculo, 60 minutos en una hora. Este entendimiento cíclico es fundamental para comprender la repetición de patrones en la naturaleza y la historia humana.
2. Egipto: El Alma como Arquitecta del Destino
El antiguo Egipto consideraba al cuerpo y al espíritu como partes inseparables de un todo. En el Libro de los Muertos, las enseñanzas sobre el juicio del alma ante Osiris nos invitan a reflexionar sobre el equilibrio entre Maat (verdad) y el caos.
El Ojo de Horus: Más que un símbolo de protección, es un modelo de fracciones matemáticas, mostrando cómo lo espiritual y lo científico coexisten en armonía.
Las pirámides, con sus 2.3 millones de bloques, son una metáfora de la construcción del alma: piedra a piedra, esfuerzo a esfuerzo.
3. Los Mayas: La Maestría del Tiempo
El Tzolkin, su calendario sagrado, refleja una comprensión profunda del tiempo como una herramienta de transformación espiritual. Cada día, cada ciclo, es una oportunidad para sincronizar nuestra energía con la del cosmos.
La Ceiba, el árbol sagrado maya, simboliza la conexión entre los mundos: las raíces en el inframundo, el tronco en la tierra y las ramas en el cielo. Es un recordatorio de que el ser humano es el punto de encuentro entre lo material y lo divino.
III. Hermes Trismegisto y los Principios Herméticos
El Kybalión, atribuido a Hermes Trismegisto, resume los principios universales que rigen el cosmos:
1. Mentalismo: Todo es mente; el universo es una proyección de la conciencia.
2. Correspondencia: Lo que está arriba es como lo que está abajo.
3. Polaridad: Todo tiene su opuesto, y la reconciliación de estos opuestos es la clave de la evolución.
4. Ritmo: Todo tiene un flujo y reflujo.
5. Causa y Efecto: Nada sucede por casualidad.
6. Generación: Todo tiene su principio masculino y femenino.
Estos principios, aunque antiguos, son tan relevantes como cualquier descubrimiento científico moderno. La física cuántica, por ejemplo, confirma que la observación afecta la realidad, validando el principio hermético del mentalismo.
IV. Los Evangelios y los Secretos del Verbo
En el Evangelio de Juan leemos: "En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios." Este pasaje encapsula el poder creador del lenguaje y el pensamiento. El verbo no solo comunica; crea.
Jesús como el Logos: Más allá de lo religioso, Jesús es presentado como el modelo del Homo Deus, el humano consciente de su unidad con la Fuente. Sus enseñanzas sobre el amor, el perdón y la compasión son una guía para trascender el ego.
V. La Tecnología como Manifestación del Espíritu
Desde las primeras inscripciones en piedra hasta los dispositivos móviles, el ser humano ha utilizado herramientas para extender su mente. Cada avance tecnológico, aunque tangible, refleja un impulso espiritual: el deseo de conectarse, de comprender, de trascender.
El teléfono móvil, que nunca dejamos fuera de nuestra mano, es una metáfora de nuestra conexión con el conocimiento universal. Con un clic, tenemos acceso a siglos de sabiduría, pero ¿lo usamos para elevarnos o para distraernos?
VI. Alegorías y Metáforas del Conocimiento
1. La Columna Vertebral: Las 33 vértebras simbolizan el ascenso espiritual. El kundalini, en la tradición hindú, describe esta energía que asciende desde la base hasta la iluminación.
2. La Luz y la Oscuridad: Como decía Hermes, "La oscuridad sirve a la luz." Las pruebas y desafíos son el crisol donde se forja la sabiduría.
3. El Templo: En la masonería, el templo no es un edificio físico, sino la construcción interna de un carácter noble y sabio.
VII. La Gran Computadora Divina
Si el universo es una computadora, Dios es el programador, y nosotros somos fragmentos conscientes de ese código divino. Cada elección, cada pensamiento, es una línea de código que da forma a nuestra realidad. La Biblia, el Popol Vuh, el Kybalión y los textos de todas las tradiciones son manuales que nos enseñan a navegar este programa cósmico, a entender sus reglas y a reescribirlas cuando sea necesario.
Conclusión: Hacia el Homo Deus
Este tratado no es un final, sino un comienzo. Es una invitación a explorar, a reflexionar y a despertar. La sabiduría ancestral no pertenece a unas pocas élites, sino a toda la humanidad.
El Homo Deus, el ser humano trascendido, no es una fantasía. Es el destino de quienes se atreven a mirar más allá de lo evidente, a conectar las piezas del rompecabezas universal y a caminar hacia la Verdad Suprema.
"Sed luz, sed sabiduría, sed la chispa que enciende el fuego eterno del conocimiento."
el Malak de Dios