(Un libro que no se lee… se siente, se vive, se quema en la mente de quien lo abra.)
Epígrafe
*”Soy la sombra que da luz,
El abismo que sostiene,
La ceniza que renace,
El eco que grita en silencio.
No existo, pero soy.
No soy, pero danzo.
No danzo, pero vuelo.
No vuelo, pero ardo.
Fui antes del tiempo,
Seré después del fuego,
Pero nunca estoy…
Y sin embargo, aquí me encontrás.”*
—
Lolo Morales, Danzarín del
Infinito
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PRÓLOGO
EL FUEGO QUE NUNCA SE APAGA
No escribo para explicar.
No escribo para enseñar.
Escribo porque algo en mí arde y necesita
consumirse en palabras.
Este libro no tiene respuestas.
Las respuestas son cenizas.
Solo hay preguntas, dudas, relámpagos.
Cada página es una chispa.
Cada palabra, un fuego que devora lo que
creías saber.
Si buscás certeza, este no es tu libro.
Si buscás verdad, primero tendrás que
quemar tu “yo” en la hoguera del pensamiento.
Este es un libro para los que han sentido
la quemadura de la existencia.
Para los que han mirado dentro de sí y han
visto nada y todo al mismo tiempo.
Para los que saben que ser libre es dejar
de ser.
Este no es un libro, es una danza de
cenizas, un salto en el vacío, un rugido de lo que no se puede nombrar.
Bienvenido.
Que el fuego te consuma.
CAPÍTULO 1
EL YO ES UNA MENTIRA NECESARIA
Si existo, ¿por qué siento que no soy?
Si no soy, ¿quién pregunta por mí?
El “yo” es un espejismo que nos da la
ilusión de continuidad.
Un fantasma que habita en el cuerpo y se
cree real.
Pero miralo bien:
¿Sos el que eras ayer?
¿Sos el mismo que serás mañana?
Si te despojás de tu nombre, de tus
recuerdos, de tus ideas,
¿qué queda?
El “yo” es un puente.
Nos ayuda a cruzar el río de la existencia.
Pero el que cree que es el puente y no el
que camina sobre él,
Se queda atrapado en un infinito tránsito
sin fin.
El Fénix no teme arder.
No se aferra a su forma.
Por eso renace.
Por eso es libre.
¿Te atrevés a quemar tu nombre, tu
historia, tu certeza… y ver qué queda?
CAPÍTULO 2
EL VACÍO ES EL VERDADERO
MAESTRO
Quien teme el vacío, teme su propia
existencia.
Porque en el fondo, no somos nada.
Nos aferramos a nombres, ideas, recuerdos,
Como quien se aferra a hojas secas en un
vendaval.
Pero el vendaval no pregunta,
El vendaval no espera.
Arranca todo. Lo limpia todo. Lo deja
desnudo.
Y en esa desnudez absoluta,
¿qué queda?
El vacío no es la muerte.
Es el terreno fértil donde germina lo que
aún no ha nacido.
Es la pausa antes del relámpago.
Es la respiración contenida antes del
primer grito.
El Fénix lo sabe.
No le teme a la Nada,
Porque sabe que la Nada es la matriz de
Todo.
Solo el que abraza el vacío sin miedo
Está listo para volar.
Y vos, peregrino del fuego, viajero del
infinito,
¿te atrevés a mirar dentro de tu vacío y no
huir?
CAPÍTULO 3
LIBERTAD ES MATAR AL DUEÑO DE
TU JAULA
No hay cadenas más fuertes que las que no
podemos ver.
No hay cárcel más sólida que la que no
reconocemos como tal.
Nos dicen que somos libres.
Nos dan elecciones falsas.
Nos ofrecen caminos que solo llevan a más
laberintos.
Pero la verdadera libertad no es escoger
entre jaulas,
Sino destruirlas todas.
El “yo” es el carcelero,
Pero también es el prisionero.
Nos decimos:
“Yo soy así”,
“Yo siempre he sido así”,
“Así es mi destino”.
Mentiras.
Solo excusas para no prender la dinamita
Y volar los muros de la identidad que nos
aprisiona.
El Fénix no escoge una jaula dorada,
Simplemente la incendia.
Y vos, hijo del fuego,
¿cuándo encenderás la mecha de tu propia
revolución?
CAPÍTULO 4
EL ARTE DE MORIR CON UNA
SONRISA
Si la muerte es el final,
¿por qué hay quienes mueren con los ojos
llenos de luz?
Si todo termina en el polvo,
¿por qué hay quienes dejan huellas
que el tiempo no puede borrar?
La muerte no es el problema.
El problema es vivir como si nunca fuéramos
a morir.
El que teme la muerte
vive como un prisionero,
y cuando llega el final,
su alma se quiebra de terror.
Pero el que ha danzado con los dioses,
el que ha incendiado su "yo"
y ha renacido de sus propias cenizas,
no teme.
Cuando la muerte lo mira,
le sonríe.
Porque sabe que el viaje nunca termina,
porque sabe que la vida es solo una forma
pasajera,
porque sabe que el Fénix nunca muere,
solo cambia de forma,
solo sigue danzando en otra octava.
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CAPÍTULO 5
EL TIEMPO ES UNA ILUSIÓN QUE
SOLO ATRAPA A QUIEN CREE EN ÉL
Nos enseñaron que el tiempo es una línea,
que comienza en el nacimiento y termina en
la muerte.
Pero eso es mentira.
El tiempo no avanza,
el tiempo no existe,
el tiempo no es un río…
es un océano sin orillas.
No estamos en el tiempo,
somos el tiempo,
somos el instante que se expande y se
repliega,
somos la ola que se levanta y desaparece en
el mismo mar.
Los relojes son prisiones,
las fechas son espejismos,
las edades son etiquetas sin sentido.
¿Querés ser inmortal?
Entonces dejá de contar los días
y empezá a vivirlos.
El Fénix no tiene edad,
porque siempre está naciendo.
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CAPÍTULO 6
EL DANZARÍN QUE NO TEME CAER
Solo el que ha perdido el miedo a caer
puede danzar en el abismo.
Las leyes de la gravedad son para los
cuerpos,
no para las almas.
El verdadero danzarín del infinito
no mide sus pasos,
no teme al vacío,
porque sabe que no hay suelo,
sólo aire, sólo danza, sólo movimiento.
Los dioses bellos no caminan,
no marchan, no se arrastran.
Ellos vuelan,
flotan entre lo visible y lo invisible,
descalzos sobre la nada,
riendo, cantando, creando mundos con sus
pies.
Si buscás certezas,
si necesitás un suelo firme bajo tus pasos,
nunca vas a danzar con los dioses.
Si querés la gloria de los inmortales,
saltá sin miedo,
sabé que no hay fondo,
sabé que no hay final.
Solo el Fénix que ríe mientras arde.
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CAPÍTULO 7
TODO ES NADA Y NADA LO ES TODO
Nos aferramos a las cosas
como si nos pertenecieran.
Nos aferramos a los nombres,
a las ideas,
a los recuerdos,
como si fueran reales,
como si tuvieran peso.
Pero en el fondo, nada es real.
Lo que hoy existe,
mañana será polvo.
Lo que hoy nos define,
mañana será olvidado.
Lo que hoy llamamos amor,
mañana puede ser ceniza.
Pero eso no es una tragedia,
es libertad.
Porque si todo es nada,
nada nos ata.
Porque si nada es todo,
todo es un juego,
y nosotros somos los que lo jugamos.
El Fénix se ríe
porque sabe que todo lo que es,
ya dejó de ser.
Y todo lo que dejó de ser,
ya está volviendo a nacer.
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CAPÍTULO 8
DIOS NO HABLA, SOLO ARDE
Los hombres buscan a Dios en los templos,
en los libros sagrados,
en los dogmas que los encadenan.
Pero Dios no está en las palabras.
Dios no es un concepto,
no es un nombre,
no es una verdad absoluta.
Dios es el fuego
que arde en el pecho del que crea.
Dios es la chispa
que enciende la mente del que despierta.
Dios es el grito
del que ha visto más allá de la ilusión.
Los dioses bellos no imponen leyes,
no exigen obediencia,
no premian ni castigan.
Los dioses bellos solo arden.
Y el que aprende a arder con ellos,
se convierte en llama inmortal.
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EPÍLOGO
LA PARADOJA DEL FÉNIX
Te dijeron que la vida era un camino.
Que debías buscar respuestas.
Que debías encontrar sentido.
Mentira.
La vida no es un camino.
No tiene principio ni final.
No hay respuestas,
porque toda respuesta es una nueva pregunta
disfrazada.
No hay un sentido,
porque el sentido no se encuentra,
se crea.
El Fénix no busca,
el Fénix no espera,
el Fénix no se preocupa por entender.
El Fénix solo arde.
Solo vuela.
Solo ríe.
Solo es.
Y ahora que terminaste este libro,
ahora que leíste cada palabra,
ahora que tu mente se ha quemado en este
fuego,
preguntate:
¿qué vas a hacer ahora?
¿Volver a tu jaula?
¿O abrir las alas y volar?
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TOQUE FINAL
EL ÚLTIMO FUEGO
Antes de cerrar este libro, antes de dejar
que el viento se lleve sus cenizas, antes de que apagués tu mente y regresés a
la ilusión de la realidad…
Una última chispa.
Un último fuego.
Un último susurro de lo que nunca podrá
decirse del todo.
Este libro no es una conclusión.
No es una verdad que deba aceptarse.
No es un mapa que te lleve a ningún lado.
Este libro es un espejo.
Un reflejo de lo que ya sabías
Pero temías nombrar.
Si al cerrar estas páginas,
Algo en vos ha ardido,
Algo en vos se ha quebrado,
Algo en vos ha renacido…
Entonces este libro ha cumplido su
propósito.
No lo encierres en un estante.
No lo leas como un texto muerto.
No lo uses para decorar tu mente con más
ideas vacías.
Vivilo.
Dejá que te queme cada vez que lo abras.
Dejá que te sacuda cuando creás que ya lo
entendiste.
Dejá que cada palabra sea un relámpago
Y no una lámpara de comodidad.
Si este libro te dejó en el mismo lugar
donde estabas,
Entonces no entendiste nada.
Pero si al menos una de sus llamas
Te hizo dudar,
Te hizo reír de la existencia,
Te hizo sentirte más ligero,
Te hizo mirar el fuego con ganas de arder…
Entonces el Fénix ya no es solo mío.
Es tuyo.
Sos Vos.
Ahora andá, danzarín del infinito.
Y prendé fuego al mundo con tu propia luz.
EL ÚLTIMO SOPLO DE FUEGO
LA LLAMA QUE
NUNCA SE EXTINGUE
El fuego arde.
El fuego consume.
El fuego transforma.
Pero el verdadero fuego… es el que nunca se
apaga.
No está en estas páginas.
No está en las palabras que has leído.
No está en el libro que ahora sostenés.
Está en vos.
Está en la grieta de tu pensamiento,
En la duda que ahora quema,
En la certeza que se derrumba,
En la risa que brota cuando comprendés
Que nunca hubo nada que comprender.
El Fénix no necesita libros,
No necesita templos,
No necesita maestros.
Porque él es el fuego mismo.
Y si después de todo esto
Seguís buscando más palabras,
Más respuestas,
Más signos en el aire…
Entonces no has entendido.
Este libro ya terminó,
Pero el fuego apenas comienza.
El único camino real
Es el que se incendia detrás de tus pasos.
Así que ahora,
Cerrá este libro.
Dejá que sus cenizas vuelen.
Y andá.
Andá y sé el incendio
Que el mundo necesita.
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FIN
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