y el alma es un destello sin voz ni anatomía.
Allí la luz es suave, no hiere ni condena,
y el tiempo es un suspiro que nunca nos enajena.
solo un eterno canto sin júbilos ni daños.
Mas llega el parto, y somos lanzados del edén,
al grito que inaugura el viaje de este vaivén.
La carne nos reviste con vértigo y con llanto,
y el cosmos se transforma en un mundo quebranto.
Nos recibe el regazo de madre terrenal,
sus manos son el puente a un mundo elemental.
Su voz es un arrullo que calma la tormenta,
la tierra le sonríe y lo enseña a existir.
Aprende de los hombres, de astucias y de leyes,
le muestran cómo alzarse, pisando otras huellas.
Mas pronto el alma pura se tiñe de cenizas,
las sombras se levantan, su paz se paraliza.
Encuentra entre los hombres los vicios más oscuros,
y pierde entre la niebla sus sueños más seguros.
Caminos de poder lo llaman y lo envuelven,
sus ojos ven abismos que al tiempo lo disuelven.
El oro, la ambición, la gloria pasajera,
convierten su jornada en carga lastimera.
y el peso de los años lo obliga a meditar,
el hombre ve sus ruinas, sus logros y fracasos,
y siente que la vida le ha puesto mil retrasos.
La voz de lo infinito susurra en su interior,
le llama al desapego, al reino del amor.
Le dice:
recuerda el vientre tibio, la luz soberana".
donde no hay sombra amarga ni trampa que moleste.
Volver al plasma eterno, flotar en su fulgor,
y hallar en ese espacio un nuevo resplandor.
El alma, ya desnuda, sin máscaras ni heridas,
retorna a su morada, su esencia, su partida.
Espera en el gran vientre de la Madre infinita,
y aguarda el renacer en su paz bendecida.
Allí, donde la luz al espíritu embriaga,
el hombre deja atrás las cadenas que lo apagan.
Renace en el silencio del cosmos maternal,
volviendo al vientre eterno, al seno celestial.
Una Odisea hacia el Origen y la Eternidad
En "Volver al Vientre", el poeta-filósofo Lolo Morales despliega un alcance visionario sin precedentes, hilando con maestría una oda existencial que recorre los confines del espíritu humano. A través de versos alejandrinos de exquisita musicalidad, el poema invita a reflexionar sobre la pureza primigenia, el drama del peregrinaje terrenal y el anhelo eterno de regresar al útero cósmico de la paz y la armonía.
Esta obra no es solo un poema, es un canto trascendental que explora las dualidades de la vida: luz y oscuridad, inocencia y corrupción, nacimiento y trascendencia. Con un lenguaje que trasciende lo humano y roza lo divino, Lolo Morales nos sumerge en un viaje universal que resuena con los hilos más profundos de nuestra existencia, evocando en cada línea una humanidad que busca redimirse a través del regreso a su esencia más pura.
Es, en definitiva, una obra que no solo conmueve, sino que transforma al lector en un viajero hacia el éxtasis del ser y el reencuentro con la luz eterna.
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