Crítica Literaria

jueves, 27 de septiembre de 2012

Polvo mañanero



Estiré la mano y ahí estabas
monumental como el Taj Mahal
tus piernas solemnes
como columnas de templo griego
tus senos orgullosos,
como las cúpulas de la catedral de Managua
sólida,
como el crepúsculo de mis amaneceres.

Solo que,
cantó el gallo y en un instante,
antes que la aurora saliera de su escondite
hasta allí llegó quién te cantaba,
rakatapún chinchilla el gallo sube
rakatapún chinchilla y se sacude.

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